Recién terminado el Mobile World Congress 2016 (MWC) y todavía impactada ante un espectáculo apasionante de innovación, tecnología y futuro, me surge la misma pregunta que todos los años: ¿y el pequeño empresario, por dónde empieza?.
Ya sé que este no es un evento para ciudadanos de a pie, ni siquiera para pymes «de toda la vida», y eso es lo preocupante. Mientras grandes empresas de ingeniería presentan las innovaciones más disruptivas, sigo preguntando ¿qué consecuencias tiene todo esto en tu empresa?.
Hace tres años surgió un evento paralelo al MVC, el 4Years From Now (4YFN), que intenta responder a esta pregunta conectando startups de todo el mundo. ¡Otra vez las grandes ligas compartiendo ideas y encontrando oportunidades de negocio!
Con estas dudas no quiero criticar, ni mucho menos, que estos espacios estén desconectados de la ciudadanía, que lo están. Porque tienen que estarlo, porque no son para la ciudadanía.
Lo dramático es que después de varios años inmersos en una auténtica revolución tecnológica, la mayoría de los pequeños empresarios, profesionales autónomos, ciudadanía en general, vivan de espaldas a ella, no queriendo mirar y en el peor de los casos no sabiendo por dónde empezar…
Y son mayoría. Representan más del 90% del tejido empresarial en España. Y la solución no pasa por aumentar el tamaño de las empresas sino por impulsar de manera urgente la transformación digital de nuestras pymes y nuestros profesionales.
Resulta paradójico que mientras presentamos la cuarta revolución industrial, la Industria 4.0, hayamos pasado por alto la tercera, la tecnológica. El principio de la transformación digital, las personas, la cultura digital, el cambio de mentalidad.
Y resulta desolador leer los estudios al respecto, llevar a cabo personalmente encuestas a pequeños empresarios que los avalan, y volver a preguntarme ¿por qué no estamos formando, informando, capacitando y contagiando la ilusión y la fortuna de estar viviendo un hito histórico que va a modificar el sistema económico y el sistema social?.
Es muy «cool» programar a nivel local eventos y formación sobre robótica, realidad aumentada, Big Data, grafeno, eSims, la internet de las cosas… pero también debemos expandir el conocimiento básico e integral del mundo digital en el que estamos inmersos y que a una gran parte de los empresarios aún le resulta ajeno.
Y es parte de la evolución la extinción de especies, pero es duro pensar que no tengan ni la posibilidad de «defenderse».
Pienso a menudo en cientos de empresarios -miles de trabajadores- luchando por cuadrar las cuentas de resultados o la pura supervivencia de la empresa sin enterarse de «lo que se les está viniendo encima». Y me pregunto: ¿hacemos (las instituciones, la sociedad en general) todo lo que debemos?
[Tweet «Hay que poner los pies en la tierra. Incidir en la formación empresarial y profesional.»]
Alfabetizar no basta, es necesario mostrar las oportunidades que brinda lo digital orientado al negocio y a los resultados.
La ingeniería tecnológica es el gran pastel de este principio de siglo y eso lo saben las grandes empresas. Las Pymes tradicionales aún tienen que aprender a redefinir conductas, acciones y relaciones.
«Muchos se quedarán en el camino, otros muchos disfrutarán del mismo y evolucionarán…»